Anecdotario de un librero en el Carrer de la Verge

Si este viernes defino la adquisición de una planta petrolera en Kuwait, después de comprarme un pijama de seda que tengo visto desde hace tiempo, lo primero que haré será encargar la reforma de las escaleras de la librería.

El arreglo no debería llevar más de dos meses, tiempo durante el cual Lata Peinada permanecerá abierta, así que imagino que en octubre o noviembre se llevará a cabo la fiesta de inauguración de las escaleras mecánicas.

Aquí, algunos reglamentos a tener en cuenta:

– Durante el recorrido en la escalera mecánica se podrán leer libros de poesía. De filosofía, no.

– Está permitido pasar todo el tiempo que uno quiera en la escalera mecánica, siempre y cuando la persona tenga consideración por los demás lectores pasajeros.

– No está permitido fumar en la escalera mecánica, pero se puede fumar pensando en la escalera mecánica.

– Todos aquellos que quieran llevar adelante una performance literaria en la escalera mecánica podrán hacerlo haciéndose responsables de sus manos y sus pies.

– Las personas que entren a la librería sólo para jugar con la escalera mecánica no recibirán a fin de año la canasta navideña con libros, cava y turrones.

– Todo aquel que publique un texto, ya sea poesía, narrativa o ensayo, relacionado con la escalera mecánica deberá presentarlo en Lata Peinada y hacerse cargo del mezcal, las empanadas y las invitaciones.

– La escalera mecánica es un objeto y no tiene sentimientos; sin embargo, los que trabajamos en esta librería tendremos sentimientos hacia ella y, por lo tanto, la escalera mecánica deberá ser cuidada como un animal o una planta.