50 estados

Bajo la apariencia de una panorámica de la joven poesía norteamericana actual, este libro es en realidad un monumental caballo de Troya destinado a marcar una época.

Tenemos a trece poetas estadounidenses nacidos entre 1976 y 1994.

Poetas ignotos, como revelaría una breve batida por Internet.

A lo largo del libro los encontraremos antologados en su lengua original y traducidos al español por E.

Z., quien también entrevista a cada poeta guardando cierta distancia burocrática.

Todo ello conforma una «novela tenue» —en palabras del autor— y espectral, fantasma de una nación poética que se trenza por obra y arte del juego en una sola, abigarrada y deslumbrante intimidad.

Antología novelada o falso documental, hijo del pudor o del exhibicionismo, el dispositivo que Zaidenwerg despliega en este libro urde una potente reflexión en torno a autoría, tradición y traducción, pero es sobre todo una confesión que se lee como un manifiesto, a un tiempo enmienda general, bomba lapa y carta de amor a la poesía contemporánea.

Una coedición de Kriller71 y Fulgencio Pimentel.

«Esta no es una «novela de poeta» más, sino una novela de poemas».

—Hernán Bravo Varela «Me pregunto si acaso la literatura de un país sólo existe como tal en su traducción».

—Luis Felipe Fabre «Es sabido que toda selección proyecta, en negativo, la imagen de su antólogo».

—Ezequiel Zaidenwerg «Otro tema que atraviesa el libro es la tradición, es decir la traducción, es decir la traición (…).

Hay muchas otras sugerencias de lectura que 50 estados me produce.

Y eso es quizá lo que más agradezco a Zaidenwerg: recordarme a cada salto de página la tremenda cantidad de energía creativa que uno es capaz de liberar al momento de leer.

“La novela soy yo”».

—Julián Herbert

23,50

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