En la habitación de un hotel aparece el cadáver del científico Sebastian Heidelberg: una bala ha acabado con su vida.

El detective privado Buck Buchanan recibe el encargo de buscar al asesino por todos los rincones de Ciudad K, una urbe donde mueren de manera violenta una media de quince personas al día.

Con un tipo de narración minuciosa y un ritmo que no da tregua, Alberto G.

Luna nos traslada en su ópera prima de ficción a una metrópoli decadente y bestial que, al estilo de un cómic oscuro, no falto de humor y socarronería, nos muestra la realidad en la que están sumergidas tantas ciudades contemporáneas donde impera la ausencia de la ley.